La
publicidad nos hace creer que tenemos derecho a todo lo que deseamos; ¡YA! Esta
es una verdadera trampa que nos lleva a confundir verdaderas necesidades con
meros deseos y vanidades.
La autogratificación, la autocomplacencia se nos
vuelve una razón de ser. Los padres que privilegian una buena educación para
sus hijos por encima del lujo son vistos como anticuados. Las familias se
endeudan para adquirir con la plata que no tienen, bienes que no necesitan,
para impresionar a gente que no les importa. Es posible atesorar bienes de
fortuna sólidos y duraderos sobre la base de un carácter solidó que privilegie
la disciplina y el ahorro.
Es
deplorable comprobar como desde Canadá a
Tierra del Fuego los grandes manejadores de la economía al contemplar el
tremendo incendio de la recesión económica
lo único que se les ocurre proponer es (recomendación que jamás darían a
sus propios hijos) la “reactivación del
crédito de consumo” ignorando que este tipo de intercambio no genera
verdadera riqueza y termina empobreciendo mas y mas a las familias. Son
bomberos pirómanos echándole gasolina a sus propios incendios.
Gústenos o
no la verdad es que TODO CREDITO DE CONSUMO EMPOBRECE, porque al no ser fuente
de generación de recursos, de ingresos, de caja, al mes siguiente tenemos una
cuota más que pagar, lo que con unos ingresos fijos nos lleva a perder calidad
de vida (menos recursos para recreación o salud).
Amigo lector: Oramos por
usted y su familia, para que encuentren utilidad en este libro, bendiciéndolos
y deseándoles prosperidad.
La próxima semana: Cuarta mentira: la casa propia es una bendición
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