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20 feb 2012

Saliendo de la carrera de ratas


La situación de las familias colombianas es fiel reflejo de lo que pasa en la economía de la nación. Los vicios del sistema también están en nuestras familias; aparentar que somos ricos, vivir esclavizados a los acreedores por gastar descontroladamente.

Nos rendimos a la publicidad engañosa que nos vende el espejismo de que para ser hay que tener y terminamos tomando créditos para comprar cosas que no necesitamos para impresionar a personas que no nos importan. Olvidamos que todo crédito de consumo (los de intereses más altos) empobrece.  

Es increíble, como para el manejo de nuestra economía aplicamos las mismas políticas erradas de los entes públicos. Pensamos que si “papá gobierno” obtiene un crédito externo importante vamos a salir de las dificultades y podremos volver a gastar lo que no hemos producido. Nada más triste que ver como los ciudadanos de un país se alegran porque el Banco Mundial aprobó a su nación un multimillonario crédito.

Nada más deplorable que ver a un padre de familia, profesor de economía regocijarse porque le aprobaron un crédito hipotecario de vivienda a 20 años con capital indexado. Nada más contradictorio que observar a “Hombres de Dios” dar gracias a Dios porque un banco les aprobó un crédito para la peor operación en que puede incurrir una familia; comprar a crédito un carro nuevo.

La situación ha llegado a puntos críticos. Suicidios, estrés y depresión están a la orden del día como resultado de la presión de las deudas. Un 60% de los divorcios tiene sus raíces en los problemas económicos de las parejas. Si lo anterior lo enmarcamos en un entorno de crisis económica con los más altos índices de desempleo en la historia reciente, el panorama no puede ser más desolador.

Tenemos que cambiar nuestros paradigmas acerca de la economía doméstica. Es hora de disciplina, autocontrol, trabajo en equipo, esfuerzo colectivo, solidaridad y organización como la única salida a los problemas económicos familiares.

¡Aterricemos!

¡Aterricemos! Todo ha cambiado ¡Luchemos por la unidad familiar!
Amemos el país donde nacimos y mantengamos unida a nuestra familia. Luchemos por ella. Lo más grave de la crisis económica de las familias es su fractura, cuando uno de los padres se va del país a buscar mejores ingresos en otras tierras. Sin excepción, el precio de la separación familiar es mucho más alto que el costo de enfrentar la crisis en nuestro propio país.

Las consecuencias de la diáspora de los profesionales que abandonan el país no puede ser más crítica. Los “autoexpatriados” dejan de consumir, con lo cual la demanda se deprime aun más, y se caen las ventas, lo que afecta la producción y ocasiona más despidos.

Ahora bien, cuando el que se exilia es un empresario, el perjuicio para el país se agudiza, porque con él se va su capacidad de generar riqueza y empleo. No es conveniente que continúe el desangre de la migración; saldremos adelante si nos decidimos a enfrentar la crisis en nuestra patria, con creatividad, esfuerzo y coraje.

No deja de ser paradójico como iniciando la segunda década del Siglo XXI muchos latinos Autoexiliados” en Europa y USA regresan a sus países de origen ante el derrumbe de las economías del mal llamado “primer mundo”.

Amigo lector: ¡No se desanime! recorra el camino que lo lleve al momento y lugar en que usted será amo y señor del dinero, para vivir una vida libre de deudas y no ser más la víctima temerosa de un sistema rígido, prepotente y agresivo que lo ha llevado a perder el dominio sobre sus finanzas.


SALGAMOS DE LA CARRERA DE RATAS: Siempre he considerado que los verdaderos ganadores de las carreras de la Formula Uno no son los que están en el podio. Para poder encontrar el real ganador de esta competencia automovilística tendría que revisarse el estado en que quedan sus vehículos, el desgaste de sus equipos de trabajo y de sus  motores y el costo familiar y personal que cada competidor tuvo que pagar para poder pararse en ese podio y “bañarse en champaña ante los mirada pasiva de millares de televidentes fanáticos de este tipo de competencias.

Es claro que esta medición es muy difícil de establecer en una sociedad donde solo los primeros son reconocidos y aceptados. Sin embargo en la soledad de las habitaciones de sus lujosos hoteles los ganadores saben cuál fue el verdadero precio que tuvieron que pagar para llegar a esa cumbre del deporte de alta competencia. Con frecuencia los “ganadores” descubren que la escalera del éxito estaba apoyada sobre la pared equivocada, que escalaron con sacrificios para llegar a un espacio desolado lleno de frustraciones y soledad.

En casi todos los demás deportes de elite (alta competencia) suceden situaciones similares. Deportistas exitosos que son un fracaso en sus vidas personales están a la orden del día, campeones mundiales de boxeo dependen de la caridad pública.

A nivel de las finanzas personales muchos hombres y mujeres cabezas de familia se inscriben en una “carrera de ratas” que los deja agotados, exhaustos, con una sensación de vació, abandono y perdida.

La forma como manejamos nuestras finanzas personales muestra mucho de lo que realmente valoramos en nuestra vida. Nuestro carácter y nuestra escala de valores están en juego en cada decisión financiera que tomamos.

Si nuestra felicidad personal está ligada a la marca del vehículo que poseemos y si tenemos que vivir en el barrio de moda de mi ciudad estoy atrapado en una escala de valores inestable y peligrosa.

¿Por qué tengo que comprar una nevera que de contado vale 1 millón en doce cuotas mensuales de 150.000 pesos?

¿Por qué no puedo ahorrar durante diez meses 100.000 pesos mensuales y terminar comprando la misma nevera de contado?

La respuesta es obvia. Para poder traer esa nevera a mí casa dentro de diez meses tengo que tener frutos maduros en el árbol de mi carácter: De un lado tengo que tener paciencia para colocar el dinero en un sobre o caja sin ceder a la tentación de gastármelo antes de tiempo.  Tengo que tener dominio propio para no dejarme llevar por las múltiples tentaciones que me asediaran durante el tiempo del ahorro. También tengo que estar dispuesto a Postergar la Gratificación, esperando el momento apropiado para adquirir lo que quiero.

Es crucial tener una vida centrada, donde las finanzas estén bajo nuestro control y no nosotros bajo el control de los créditos y los acreedores, esclavizados por deudas impagables.

Amigo lector: Oramos por usted y su familia, para que encuentren utilidad en estos mensajes, bendiciéndolos y deseándoles prosperidad.

COAUTORIA: Muchos (casi todos) los contenidos de este blog son escritos a cuatro ojos y manos y a dos corazones con mi esposa Madeleine. Lo que aquí compartimos tiene el respaldo de nuestras propias cicatrices. Los consejos y reflexiones que aquí planteamos no tienen la pretensión de ser recetas, ni tienen tintes de delirios mesiánicos: son los meros pensamientos de una pareja que, como casi todas,  rema en un mar hostil, pero que no cree en los faros de la sociedad de consumo.